Grado de acuerdo entre los hallazgos Ecográficos y citohistológicos en la determinación de las Enfermedades Tiroideas en el Hospital Militar Escuela Dr. Alejandro Dávila Bolaños, en el período comprendido de Junio a Mayo 2017

La yema germinal de la tiroides aparece en el embrión como una estructura de línea media en el sitio que corresponde al foramen cecum de la lengua del adulto. Desde aquí desciende como un componente del ducto tirogloso, a lo largo de la línea media para alcanzar su posición final en la mitad del cue...

Descripción completa

Autor Principal: Flores Pantoja, Miriam Elena
Formato: Tesis
Idioma: Español
Español
Publicado: 2017
Materias:
Acceso en línea: http://repositorio.unan.edu.ni/10264/
http://repositorio.unan.edu.ni/10264/1/99336.pdf
http://repositorio.unan.edu.ni/10264/2/cc.jpg
Sumario: La yema germinal de la tiroides aparece en el embrión como una estructura de línea media en el sitio que corresponde al foramen cecum de la lengua del adulto. Desde aquí desciende como un componente del ducto tirogloso, a lo largo de la línea media para alcanzar su posición final en la mitad del cuello1. Más tarde se forma el hueso hioides del segundo arco branquial. El ducto tirogloso está generalmente, situado anterior a este hueso y está dividido por éste en las porciones suprahioidea e infrahioidea. En el curso normal de eventos, el ducto tirogloso se oblitera y desaparece, dejando como vestigio el lóbulo piramidal en cerca del 40% de individuos normales2. Al mismo tiempo, la yema germinal de la tiroides se expande lateralmente para formar los lóbulos tiroideos. Microscópicamente, cordones y placas de células foliculares se han formado para la 9na semana, para la semana 10 aparece una lámina folicular pequeña y se torna evidente la secreción coloidal para la 12va semana. Para la semana 14, la glándula consiste de folículos bien desarrollados recubiertos por células foliculares y contiene en el lumen un coloide positivo para tiroglobulina. El desarrollo de la glándula tiroides es dirigido por la acción coordinada de factores de transcripción específicos tales como TTF-1, TTF-2, PAX8, y HHEX y la expresión alterada de estos desempeña probablemente un papel importante en la disgénesis de la tiroides3. La glándula tiroides del adulto normal está compuesta de dos lóbulos, cada lóbulo tiene aproximadamente 4 cm de longitud y 2 cm de espesor unidos entre sí por una delgada banda de tejido conectivo llamada istmo. Pesando aproximadamente 20 g, es una de las glándulas endocrinas clásicas más grandes del cuerpo y recibe un flujo sanguíneo alto de las arterias tiroideas superiores (que surgen de las carótidas externas) y las arterias tiroideas inferiores (que surgen de las arterias subclavias). La unidad funcional de la glándula tiroides es el folículo, un grupo proximadamente esférico de células dispuestas alrededor de un material de almacenamiento rico en proteínas llamado coloide. Las células foliculares están orientadas con sus bases cerca del suministro sanguíneo capilar y los ápices adyacentes al coloide4. Los nódulos tiroideos son una entidad extremadamente frecuente de manera global; 4% - 7% de la población general tiene nódulos palpables. Nódulos malignos ocurren 5%-7% de todos los nódulos tiroideos. La mitad de la población mayor de 50 años tiene nódulos en la ecografía cervical y un 50% son diagnosticados en autopsias. Son 8 veces más frecuentes en mujeres, y cuando están presentes en hombres tienen el doble de riesgo de ser malignos. De acuerdo a la Asociación Americana de Tiroides, la vigilancia de los pacientes con nódulos tiroideos, consiste en evaluar y determinar la función de los nódulos seguida por ultrasonido y citologías de biopsias de aspirado con aguja fina (PAAF). Por lo que el ultrasonido es esencial en la evaluación de las lesiones tiroideas. En relación con la diferenciación entre los nódulos tiroideos benignos y malignos, y de acuerdo con diferentes informes, la ecografía tiene una sensibilidad que oscila entre el 63% y 94%, una especificidad del 61%-95% y una precisión general del 80%-94%18,19,20. Actualmente no existe un criterio ecográfico específico que permita distinguir entre los nódulos benignos y malignos con total fiabilidad. No obstante, se han descrito algunos rasgos ecográficos que se observan con mayor frecuencia en un tipo u otro de patología, y que permiten establecer unas tendencias diagnosticas generales18,19,20