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En nuestro medio, el profesional en Historia ha llenado un
espacio laboral bien definido: la enseñanza en centros de
educación media y superior, así como la investigación en
archivos y bibliotecas. Sin embargo, hoy día las posibilidades de
trabajo se ven potencialmente ampliadas a otros campos, en donde
el historiador puede desempeñarse de manera competitiva. Áreas
no tradicionales como el trabajo editorial, la producción de audiovisuales,
la organización de servicios culturales, la divulgación del
patrimonio y la variada gama de actividades que puede desempeñar
dentro de los museos son, entre otras, actividades en las que el
historiador puede incursionar con posibilidades de éxito.
La sólida formación académica que recibe, permite su desenvolvimiento
en estos campos. Pero también, para desempeñarlos
con propiedad, es esencial que se desenvuelva con iniciativa, imaginación,
creatividad y, por supuesto, adaptabilidad y afán de superación.
Para las escuelas formadoras de historiadores, es importante
que identifiquen esos espacios potenciales de trabajo, promoviendo
las variantes necesarias que hagan más atractivos y versátiles sus
programas de estudio. Esto plantea la conveniencia de propiciar
un acercamiento y una familiarización con las prácticas laborales
donde sus graduados puedan desenvolverse en el futuro.
Recientemente, las autoridades del Ministerio de Cultura, Juventud
y Deportes se han referido a la necesidad de modernizar
los museos del país, mercado potencial para el ejercicio de la profesión
de historiador. Hablar de modernización, es reconocer que en nuestro medio estas instituciones depositarias del patrimonio
cultural se encuentran rezagadas en relación con el desenvolvimiento
que tienen en otros contextos. Independientemente de las
acciones que se adopten para impulsar el cambio, es importante
destacar el papel relevante que podrían asumir los historiadores
en este proceso.
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