Sumario: |
Reflexionar colectivamente sobre nuestro quehacer
profesional en el campo de la investigación histórica
es un ejercicio indispensable para orientar nuestro
trabajo futuro tomando en cuenta su desarrollo anterior y su
adecuación a las necesidades actuales y previsibles de nuestra sociedad.
Cuando los organizadores de este seminario me solicitaron realizar un balance general de los estudios históricos
costarricenses durante los últimos años, entendí que sin ser
más autorizado que otros colegas para efectuarlo, podía
ayudar a tender un puente entre el ciclo de mesas redondas
historiográficas organizado en 1995 por el curso “Problemas, estrategias y fuentes de la historiografía costarricense”
y la presente iniciativa. Por otra parte, parecía útil retomar
algunas cuestiones apenas esbozadas en aquella oportunidad y contextualizar las evaluaciones de áreas temáticas específicas que se efectuarían durante este encuentro. Al contrastar procesos y problemáticas que comenzaron a vislumbrarse a mediados de la década anterior con el desarrollo
más reciente de los estudios históricos en el país, quizás podamos identificar con mayor claridad algunas tendencias y rupturas, valorar la cobertura alcanzada y los vacíos persistentes, destacar fortalezas y reconocer debilidades, explicitar más las grandes interrogantes que han guiado nuestra
labor en diversas áreas y formular otras nuevas con sentido
prospectivo
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