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Desde la llegada al poder de Donald J. Trump en los Estados Unidos (EE. UU.) se ha dicho que el orden liberal internacional, construido desde la posguerra, se encuentra en crisis. Esta investigación busca problematizar esta creencia, compartida principalmente por quienes defienden la orden liberal internacional, no sólo cuestionando los orígenes y contenidos del orden liberal internacional, sino también interrogándose si realmente la Administración Trump marcó un quiebre con dicho orden. Para ello, se parte de teoría crítica y de geopolítica crítica, entendiendo que lo que llaman algunos autores como orden liberal internacional es realmente la hegemonía global estadounidense. La investigación estudia entonces uno de los componentes de la hegemonía, el factor de las ideas, siguiendo a Robert Cox (2014), mediante el estudio de caso y el análisis crítico de discurso y de contenido.
Inicialmente se problematiza los supuestos orígenes del orden liberal internacional, identificando que realmente nace a partir del fin de la Guerra Fría, y se problematizan sus valores y principios institucionalistas liberales, identificando sus omisiones e invisibilizaciones. Posteriormente se ubica ideológicamente a la Administración Trump, para luego, mediante el análisis crítico de discurso, identificar si realmente fue un quiebre o una reconfiguración de la hegemonía global estadounidense. El estudio demuestra que la Administración Trump no sólo no marcó un quiebre con el llamado orden liberal internacional, sino que buscó explícitamente reformarlo, recurriendo a narrativas más coercitivas que aquellas basadas en el consenso. Asimismo, se encuentra que la Administración Trump compartió, defendió e impulsó la piedra angular de la hegemonía global estadounidense: la creencia en la excepcionalidad estadounidense. Por lo tanto, la Administración Trump significó un esfuerzo, si bien burdo y coercitivo, de reconfigurar la hegemonía global estadounidense, no su quiebre.
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