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El repollo (Brassica oleracea L. var. capitata) es una hortaliza muy consumida por los
nicaragüenses y es cultivado por pequeños productores; conocer el manejo fitosanitario que
realizan es importante para entender los problemas de salud pública y ambientales. Con el
propósito de generar información que sirva de base para el desarrollo de políticas públicas
enfocadas en proteger la salud humana y del ambiente, se llevó a cabo un estudio en las zonas
de Jinotega y Matagalpa desde agosto hasta diciembre 2022, para el cual se encuestaron 46
productores por medio de la aplicación KoboCollect. Además, se entregó un libro de registro de
información sobre los productos y las aplicaciones de plaguicidas utilizados. Las variables
evaluadas fueron: prácticas realizadas para el manejo de plagas, grupos químicos utilizados,
periodo de carencia e impacto ambiental. A partir de la información, se encontró que este rubro
está en manos de hombres en un rango de edad de 21 a 68 años, con un área promedio destinada
de 1.8 ha y se cultiva principalmente el híbrido Escazú. Las plagas insectiles más importantes
fueron Plutella xylostella, Spodoptera spp. Phyllophaga spp. y Limax spp. y la enfermedad
primordial es ocasionada por Xanthomonas spp. Asimismo, los productores han sido poco
capacitados en uso racional de plaguicidas, y las capacitaciones que han recibido han sido
realizadas por agroservicios, cooperativas y/o casas comerciales. Por su parte, los insecticidas
más utilizados pertenecen a los grupos organofosforados con 23.4 %, Bacillus thuringiensis con
14.1 %, piretroides con 12 %, oxadiazinas con 10.7 % y avermectinas con 9.9 %; para el manejo
de enfermedades se utilizan ditiocarbamatos con 21.5 %, inorgánicos con 18.5 %,
benzimidazoles con 15 %, triazoles con 9.6 % y cloronitrilos con 8.8 %; y para malezas glicinas
con 32.6 %, bipiridilos y éteres de difenil con 20.1 % y ariloxifenoxi-propionatos con 18 %. Así
mismo, se encontró que el 81 % de los productos aplicados cumplen con el periodo de carencia;
sin embargo, el 19 % no cumple. Este último, a pesar de ser un porcentaje relativamente bajo,
es significativo y Matagalpa fue la zona que no respetó en su mayoría con los periodos de
carencia. En la zona de Matagalpa, los productores generaron mayor impacto ambiental con
valor de 1,335.03 respecto a la TIAT, en comparación con los productores de Jinotega, donde
el impacto fue menor con valor de 1,101.29; sin embargo, el impacto ambiental generado en
estas dos zonas fue igual.
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