Plan de gestión del riesgo comunidad Yaoya

En las últimas décadas, la vulnerabilidad a los impactos de las amenazas naturales a aumentados dramáticamente en américa latina y el caribe, entre otros, como consecuencia de una expansión urbana rápida y desordenada. En muchos casos no se han tomado las medidas preventivas adecuadas en el diseño d...

Descripción completa

Autores Principales: Flores Zeledón, Jesús Santos, Cordero Rivera, Freddy Francisco
Formato: Tesis
Idioma: Español
Publicado: 2011
Materias:
Acceso en línea: http://repositorio.uraccan.edu.ni/1129/
http://repositorio.uraccan.edu.ni/1129/1/Tesis%20Jes%C3%BAs%20y%20Freddy.pdf
Sumario: En las últimas décadas, la vulnerabilidad a los impactos de las amenazas naturales a aumentados dramáticamente en américa latina y el caribe, entre otros, como consecuencia de una expansión urbana rápida y desordenada. En muchos casos no se han tomado las medidas preventivas adecuadas en el diseño de la infraestructura y en el desarrollo de la producción de bienes y servicios, así como en la ubicación y en el control de la calidad de la construcción o en sus mantenimiento. Debido a la falta de conocimiento sobre el riesgo, se sigue ubicando a las inversiones en área peligrosas y sin aplicar las prácticas adecuadas de prevención y mitigación. El problema fundamental estriba en que en américa latina y el caribe los incentivos para aplicar políticas proactivas para reducción del riesgo son débiles, pues la escasez y la crónicamente las posibilidades de consenso en el quehacer. Las políticas actuales dan énfasis casi solamente a las actividades de repuesta de emergencia, las cuales gozan de una mayor visibilidad publica que la prevención. En Nicaragua es notable entre los países centroamericanos por la frecuencia y severidad de los fenómenos meteorológicos, según el centro de investigaciones de la epidemiología de los desastres, Nicaragua en el 2009 se vio afectados por 25 desastres hidrometeoro lógico, la tasa más alta en el istmo. En los últimos treinta años estos desastres han dejado un promedio anual de 1880 victima por cada 100.000 mil habitantes y han causado pérdidas económicas de unos U$ 2000 millones.