Analéctica del lamento. La sensibilidad como germen de praxis

El lamento es un fenómeno muy presente en nuestra cotidianidad; sin embargo, su vasta presencia implica también su trivialización, es decir, que de pronto resulte inaudible y quien se lamente sea invisible para los demás. El lamento solo afecta cuando es propio o de un ser amado. Si bien, dicho fenó...

Descripción completa

Autor Principal: Quezada Figueroa, Alan
Formato: Artículo
Idioma: Español
Español
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Publicado: UNAN – Managua, Nicaragua 2017
Materias:
Acceso en línea: http://repositorio.unan.edu.ni/11726/
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Sumario: El lamento es un fenómeno muy presente en nuestra cotidianidad; sin embargo, su vasta presencia implica también su trivialización, es decir, que de pronto resulte inaudible y quien se lamente sea invisible para los demás. El lamento solo afecta cuando es propio o de un ser amado. Si bien, dicho fenómeno es sobre todo un objeto estético, en tanto que manifiesta una sensación de malestar, dolor o desagrado, quiere decir que la actual es una sociedad anestesiada, o bien, insensible ante el dolor de los demás. Lo anterior hace posible que a los dirigentes de nuestras naciones latinoamericanas se les facilite más la tarea de llevar a cabo sus administraciones violentas, mediante los recursos necropolíticos, se administra a los cuerpos y sus muertes, para lograr un control más abarcante. De esta manera es que se vuelve necesario un modo para comunicar el dolor del otro y así volver a sensibilizarnos, como un principio de trasformación social y política, de superación de las condiciones críticas de miseria en las que viven nuestros pueblos. Para tal fin, se propone el concepto desarrollado por Enrique Dussel: analéctica, que lleva sobre todo una carga ética en la que se pueda generar un diálogo que privilegia la escucha, es decir que ya no es dialéctico negativo, sino que es abierto e integrador y siempre con pretensión de bondad. El sujeto que tiene una actitud analéctica tiene la capacidad para escuchar al otro desde su opresión y genera en sí mismo la responsabilidad de preservar su vida y su seguridad como principio colectivo de colaboración. Es preciso que, paradesarrollar una política favorable para nuestras condiciones como pueblos latinoamericanos, debamos primero transformar y agudizar nuestras potencias sensibles, es decir, estéticas. Si la política siempre refiere al otro como componente de mi propia realidad, es preciso aprender a escuchar sus necesidades, y un principio de este aprendizaje en las condiciones actuales, es el lamento.