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El Centro Cultural Botica Solera, es el actual nombre que recibe el edificio
declarado Patrimonio Nacional, característico del distrito de Merced-Barrio México. La
puesta en valor de este sitio ha sido un esfuerzo constante por parte de algunas
instituciones, las cuales valoran y rescatan su significado a lo largo de la historia nacional,
volviéndose así en el año 1999 Patrimonio Histórico-Arquitectónico, bajo la Ley No.7555.
Este centro de cultura representa una secuencia de acontecimientos que reflejan
el accionar cultural de los habitantes y, además, una importante época de transición
arquitectónica, la cual muestra rasgos de la tipología neoclásica y variadas técnicas
propias del modernismo. Su estructura distintiva y característica, estaría incorporándose
a la apreciación de los habitantes nacionales, principalmente, los de mayor poder
adquisitivo.
De acuerdo con datos obtenidos por la Municipalidad de San José (2017), esta
edificación muestra a lo largo de la historia, variados contextos, dueños y, así también,
nombres según los diferentes comercios, como la Botica Solera, Nestlé y la Mueblería y
Colchonería Alvarado. Esta última permaneció en el espacio durante treinta y cinco años,
posteriormente el edificio entra en un estado de abandono.
En el año 2012, la Municipalidad de San José adquiere el inmueble y propone
junto al Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura la restauración de la estructura
con el propósito de solventar el drástico abandono. Por lo que se incentiva una nueva
perspectiva cultural, principalmente hacia la comunidad de Barrio México y el distrito
Merced, así como, hacia el público en general.
Lo anterior, mediante un nuevo concepto de apreciación y exhibición de obras,
talleres lúdicos, variadas exposiciones, sesiones musicales, entre otras actividades
propuestas para fortalecer el vínculo que representa el Centro Cultural Botica Solera con
la identidad cultural de los y las habitantes pertenecientes a la zona.
Hoy, la Botica opera de manera constante, y se encarga de realizar diversas
actividades culturales para la población, tanto aledaña, como de otros sectores de la
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capital. El involucramiento participativo propone la asistencia con actividades útiles para
el crecimiento o dinámicas del interés colectivo.
El Centro Cultural cuenta con un funcionario dentro del lugar, quien se encarga de
su funcionamiento, como, por ejemplo: el montaje de las galerías de arte, la organización
de actividades, las fechas especiales y muchas otras acciones que se realizan en el sitio.
También, se cuenta con una delegada, quien lidera entre otros proyectos, la gestión del
espacio. No obstante, esta no se encuentra destacada física ni exclusivamente en el
Centro. Además, se cuenta con la vigilancia de un oficial de seguridad.
La Botica dispone horarios de lunes a viernes de 9 a.m. a 5 p.m.; se encuentra
abierta al público para que puedan observar las galerías de arte que se exponen cada
mes. Este Centro Cultural, es parte del Plan Operativo Anual (POA) que “es el plan de
corto plazo que busca la eficiencia y eficacia articulado a los recursos financieros,
humanos y tecnológicos” (Universidad Estatal a Distancia, 2019). El informe dado para
el año 2018 afirma un presupuesto anual de ₡19 000 000, en el Centro Cultural Botica
Solera.
La presente investigación propone una percepción más cercana hacia un estudio
de planificación participativa en torno a la gestión cultura, el involucramiento de los
distintos actores y la comunidad. Se encuentra delimitada en el Centro Cultural Botica
Solera, a partir de su reactivación en el año 2013. El proyecto se conforma de una fase
inicial que contempla y explica el porqué del estudio; una segunda fase donde se dispone
del análisis de datos, y para finalizar, una propuesta en firme sobre las problemáticas o
falencias encontradas.
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