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En Costa Rica se ha indagado ampliamente acerca de la migración de personas nicaragüenses y
colombianas, sin embargo, en el país existen otros grupos de población migrante que merecen
atención, tal es el caso de las poblaciones indígenas y afrodescendientes. Es central profundizar
el conocimiento sobre estas poblaciones, debido a los procesos de discriminación y racialización
que han enfrentado. A raíz de esto, este estudio centró su interés en la comunidad miskita de
origen nicaragüense, grupo originario que se ubica en la Costa Caribe Norte de ese país, y que,
durante los últimos treinta años, ha incrementado su presencia en Costa Rica.
El objetivo general de este estudio fue analizar las principales dimensiones subjetivas
involucradas en el proceso migratorio que realizan personas miskitas residentes en Finca San
Juan de Pavas en San José, Costa Rica, desde el año 1983 hasta el año 2012.
La investigación es cualitativa de tipo exploratoria; para la recolección de la información se
utilizó la entrevista en profundidad, un grupo de discusión y la observación no participante. El
estudio contó con la participación de siete personas miskitas que al momento de las entrevistas
residían en Finca San Juan de Pavas.
Como hallazgos, se menciona que la migración de las personas participantes se ubican en dos
momentos bien definidos: el primero de ellos se da producto del conflicto bélico que atravesó el
país nicaragüense durante la década de 1980; el segundo momento ocurrió posterior al año 2010,
lo cual permite suponer que estas migraciones ocurrieron a causa de las dificultades sociales,
económicas y laborales que enfrenta Nicaragua, y particularmente, la población de las Regiones
Autónomas de la Costa Caribe nicaragüense, aumentando la brecha entre la zona atlántica y un
Estado nicaragüense, ya de por sí empobrecido producto de sus leyes y accionar político
(Hooker, 2013)v
Además, que la subjetividad de las personas encuentra una importante componente afectivo
producto de sus vivencias y experiencias antes, durante y después de haber realizado el
desplazamiento migratorio. Asimismo, se destaca la importancia del aspecto espiritual y
lingüístico para las personas participantes, vistas como una forma de resistencia dentro de un
contexto que amenaza con desaparecer su cultura, pero también como una oportunidad para
hacer comunidad, lo cual da herramientas para sobrellevar la migración. El estudio también
permitió reconocer que a la sociedad costarricense le resta mucho trabajo por hacer respecto a la
protección y cumplimiento de derechos humanos, laborales y culturales de la comunidad
indígena migrante que reside en el país.
Falta mucha investigación por desarrollar acerca de este grupo poblacional; este estudio fue un
acercamiento al proceso migratorio que realizó un grupo de personas miskitas hacia un barrio de
la capital costarricense. En este sentido, se plantean una serie de recomendaciones para futuras
investigaciones, así como para las instancias universitarias y del Estado, en aras de contribuir a
mejorar las condiciones de vida de estas personas.
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