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Si bien en Costa Rica existe una serie de leyes que se orientan en el sentido
de otorgar a la mujer los derechos que le corresponden como ser humano, es aún
mucho Io que falta por lograr. Durante el Siglo XX, el camino recorrido para ir
conquistando estos derechos ha sido largo y tortuoso, y no fue sino hasta
mediados de la centuria pasada que tuvo resultados. De ahí en adelante, a tono
con el avance en la conquista de sus derechos en el mundo entero, pero
especialmente a partir de la de la década de 1980, se ha sucedido una serie de
leyes que profundizan, en sentido positivo, hacia esta dirección.
Sin embargo, el Estado costarricense se ha caracterizado por no tener una
acción coordinada de todas las medidas que ha tomado al respecto, lo cual tiene
como resultado una menor efectividad que la deseada. Diversas instancias
gubernamentales creadas específicamente para tratar, tanto ésta como otras
problemáticas, que entre sus políticas generales incluyen también aspectos que le
atañen a la mujer, trabajan por su cuenta con mínimos niveles de coordinación.
Ante el panorama descrito, varias mujeres tomaron la decisión de crear una
instancia que coordinará estos esfuerzos y, además, centralizará las iniciativas que,
en torno a la problemática femenina, se plantean ante la Asamblea Legislativa. Se
trata del Parlamento de las Mujeres, terna central del presente trabajo.
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