Engagement: Intervención Sistémica Para El Desarrollo Del Involucramiento Académico En Primer Año.

Este trabajo reporta las acciones llevadas a cabo para fomentar la progresión académica desde la perspectiva del Academic Engagement, entendiendo esta variable como la medida en que los involucrados se sienten parte de la institución y se comprometen con sus objetivos académicos y personales. Se des...

Descripción completa

Autores Principales: Acevedo Cossio, Carlos Alberto, Cifuentes Cárdenas, Claudio Andrés
Formato: Artículo
Idioma: Español
Publicado: Universidad Tecnológica de Panamá 2018
Materias:
Acceso en línea: http://revistas.utp.ac.pa/index.php/clabes/article/view/2010
http://ridda2.utp.ac.pa/handle/123456789/5531
Sumario: Este trabajo reporta las acciones llevadas a cabo para fomentar la progresión académica desde la perspectiva del Academic Engagement, entendiendo esta variable como la medida en que los involucrados se sienten parte de la institución y se comprometen con sus objetivos académicos y personales. Se describe el diseño e implementación de intervenciones que apuntan a potenciar el I involucramiento académico desde una perspectiva sistémica, que aborda la alineación de las actividades de inicio para estudiantes nuevos con el rediseño instruccional de una asignatura de primer semestre, la elaboración de un perfil transversal del docente para el desarrollo de involucramiento en primer año y la ejecución de un programa de formación de mentores académicos. Se ha utilizado un diseño mixto que permite evaluar en formato test-retest el nivel general de engagement institucional, aplicar encuestas de satisfacción para las intervenciones realizadas de manera articulada, y un set de 3 cuestionarios sobre variables críticas para la formación de mentores, derivadas de una revisión bibliográfica sobre el tema, a saber: Empatía, Liderazgo Académico y Estilo de Enseñanza. La estructura del proceso de acción y evaluación se puede entender como un ciclo de tareas intencionadas que apuntan hacia tres ejes fundamentales del proceso de enseñanza y aprendizaje, estos son: planificación, docentes y estudiantes. La atención en estos tres ejes permite que se instalen prácticas pedagógicas que faciliten el involucramiento organizacional en la sede. Ahora bien, lo propuesto es el inicio de un proceso de largo aliento, pues el cambio de la cultura educativa conlleva mayor tiempo, es preciso, eso sí, entender que este cambio surge por los espacios reflexivos que emergen al investigar y trabajar en torno al quehacer pedagógico, de esta manera se comprende que hacer universidad es también reflexionar y participar en la construcción de ésta. Un profesional competente hoy, no solo se define por cuánto sabe o puede hacer, sino también porque “siente y reflexiona acerca de la necesidad y el compromiso de actuar en consecuencia de sus conocimientos, habilidades, motivos y valores, con flexibilidad y constancia en la solución de los problemas que le presenta la práctica profesional” (Domingo y Gómez, 2014, pág. 36). La competencia no radica solo en el dominio de la especialidad o la competencia pedagógica, sino además en la práctica reflexiva, y el establecimiento de ésta como eje de la educación superior, por tanto, corresponde al desarrollo de una cultura organizacional en torno al involucramiento académico.