Isotopías discursivas, rupturas y aporte del dúo guardabarranco en el cancionero nacional

La música fluye de manera natural en el universo. Surge de improvisto cuando recorremos algún sendero y escuchamos como el viento eleva una hojarasca, cantan las aves en la copa de los árboles, y dentro de nosotros también se produce música: las sístoles y diástoles del corazón que similares a sonid...

Descripción completa

Autor Principal: Arce Mairena, Tomás Emilio
Formato: Tesis
Idioma: Español
Español
Publicado: 2015
Materias:
Acceso en línea: http://repositorio.unan.edu.ni/7111/
http://repositorio.unan.edu.ni/7111/1/3401.pdf
http://repositorio.unan.edu.ni/7111/2/cc.jpg
Sumario: La música fluye de manera natural en el universo. Surge de improvisto cuando recorremos algún sendero y escuchamos como el viento eleva una hojarasca, cantan las aves en la copa de los árboles, y dentro de nosotros también se produce música: las sístoles y diástoles del corazón que similares a sonidos de tambores, permiten que nuestra sangre circule por todo el cuerpo, porque es el ritmo uno de los elementos inherentes tanto en la música como en el universo. No obstante, la combinación de los demás rasgos esenciales del sonido tales como: altura, intensidad, timbre y duración, a través de la racionalización del ritmo es lo que consideramos música; es decir que nace la música de la necesidad de darle orden al caos. Esta necesidad tan humana de imponerse sobre el caos, es lo que ha permitido el desarrollo musical, el cual ha sido un proceso gradual en relación directa con el desarrollo de las diversas civilizaciones que han existido en la faz de la tierra. La música es de las expresiones artísticas más antiguas. Podemos mencionar desde la antigua Mesopotamia y sus rituales en el templo sumerio; el antiguo Egipto y sus cantos a Isis y Nefertiti; India y sus cantos védicos, e inclusive el nacimiento de la tragedia griega en la antigua Grecia con la aparición de los ritos consagrados a Dionisio que respondían a la métrica del ditirambo